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Sunday, April 24, 2011

Día de Resurrección

¿Pensaste alguna vez que tuviste una semana difícil? Fíjate la semana que tuvo Jesús desde que hizo la entrada triunfal a Jerusalén. Del domingo al miércoles paso la noche en Betania, como a tres km de Jerusalén; jueves estuvo orando en el huerto del Getsemaní, viernes y sábado su cuerpo descanso en la tumba del huerto que estaba en el Gólgota. Su semana comenzó con alabanzas, alegrías y termino con la tristeza del viernes. Pero si no hubiera sido por ese trágico viernes, nunca hubiéramos tenido un domingo de resurrección. Los discípulos, sus amigos, sus seguidores, seguramente estuvieron muy tristes por la muerte de Jesús, pero que alegría produjo la tumba vacía y el mensaje llevado por las mujeres a sus discípulos diciendo que El había RESUCITADO. ¿Estás todavía viviendo en viernes o has pasado de la tristeza al gozo? Si tienes a Jesús en tu corazón y estas en viernes déjame decirte que El está siempre esperando que le lleves tus cargas a El (Mateo 11:30). Imagínate a Pedro, después de haber negado a Jesús, después de verlo preso, torturado, lacerado y casi destruido por nuestras rebeliones (Isaías 53:5). Piensa como estuvo Pedro esos 3 dias, mientras el dador de la vida fue muerto y sepultado. Pero cuando las mujeres encuentran la tumba vacía, un joven le dice que le avisen a los discípulos y a Pedro (Marcos 16:1-7). Entonces Pedro corre con Juán a ver el lugar y entonces creen (Juán 20:1-8). Jesús se acuerda de Pedro aunque lo traiciono, aunque cometió unos errores,y aunque no era perfecto lo saco del viernes en el que vivía y lo llevo al domingo. A veces somos como Pedro o nos sentimos Pedro, pero quiero decirte que Jesús tiene la respuesta a tu vida si decides confiar y entregarle tus problemas, preocupaciones y enterrarlas para que Dios te de una vida nueva y glorificada, tanto que se sorprendan al ver al nuevo ser. Tú eliges viernes o domingo. Dios te bendiga. Pastor Marcelo Bustos

Wednesday, April 20, 2011

Juan 12:12-19

Seis días antes de la Pascua, la fiesta judía que recuerda la salida de los israelitas de Egipto, Jesús llega a la casa de sus amigos. ¿Iría a despedirse? El sabía que llegando a Jerusalén no había regreso y quiso pasar un tiempo con sus amigos. Si Jesús es nuestro amigo como dice su palabra, porque no tomamos un tiempo cada día para pasarlo con El. Aunque vayamos pasando por valle de sombra y muerte, que es donde Jesús iba: a la muerte. Al día siguiente, la ciudad esta alborotada, Jesús llega y lo reciben como a un héroe, pensaban que iba a liberar a los judíos de los romanos. Dios tenía otros planes, Jesús entra no en un caballo pero en un burrito, un pollino de asna. Los héroes terrenales no entran así, entran con caballos blancos pero Jesús no iba en son de guerra sino de paz. Al entrar en un burrito se cumplió una profecía que se encuentra en Zacarías 9:9 y en Isaías 62:11, lo que Dios había dicho 500 y 700 años antes y lo que Dios promete lo cumple. Al ver la ciudad alborotada, la gente contenta, alabando y aclamando a Dios con voces de júbilo, los fariseos de siempre no iban a estar contentos. Ellos no podían ver que Jesús era seguido por una multitud y tuvieron miedo que el pueblo se “cambie” de partido. No iban a tener la popularidad y el control que tenían sobre la gente. El hambre de poder y control de ellos no otra cosa era lo que los impulsaba. Las cosas se estaban haciendo distinto a como ellos y su religiosidad lo habían dictado. Lucas cuenta en el capitulo 19:39 que como la gente no guardaba las normas, le dijeron a Jesús: cállalos por favor, repréndelos, no se están comportando. Cuando Dios hace maravillas en tu vida (v.37), tú te olvidas de las formas y alabas a Dios con el corazón, ya no es de labios solamente. No te puedes callar aunque los fariseos te lo ordenen. ¿Has experimentado las maravillas de Dios o sigues guardando tus formas? Dios te bendiga. Pastor Marcelo Bustos

Monday, April 11, 2011

2 Samuel 9:1-13

Nunca podes estar solo, la soledad siempre te acompaña. Nos van hiriendo tanto que en algún momento decidimos aislarnos y de repente estamos y nos sentimos solos. En este capítulo se narra la restauración de alguien que sentía soledad debido a un accidente a los 5 años de edad (2 Samuel 4:4). David pregunta si quedo alguien de la descendencia de su amigo Jonatán ahora muerto. David había hecho un pacto diciendo que Jehová iba a estar entre ellos para siempre (1 Samuel 20:42) y lo iba a cumplir. A David no le importó el hecho que el Mefi-boset fuera lisiado, no le importo como se veía a los ojos de los hombres. David sabia que Dios no mira lo exterior sino lo interior. El muchacho entra con temor a ver al rey ya que temía por su vida (v.7) pero David lo tranquiliza diciéndole que le va a restaurar los bienes, le va a poner sirvientes (v9-10) y también iba a comer desde ese momento en la mesa del rey (v.13). Mefi-boset estaba en Lodebar que significa “sin palabras”. Soledad, rencor, incertidumbre, odio quizás a esa persona que lo lastimó y a los que lo trataban como a alguien diferente. Mefi-boset era marginado por su impedimento. Muchos de nosotros vivimos en Lodebar, nos olvidamos que tenemos un Dios grandísimo que nos puede sacar de allí pero vamos con temor a verlo. Pensamos que lo que hicimos fue tan grande que no tenemos perdón de Dios y lo que Dios quiere es perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9). Cuando Mefi-boset se sienta a la mesa, sus piernas quedan cubiertas por el mantel y no se ve su defecto. Cuando Dios te sienta a su mesa, el cubre con su gracia nuestros defectos. La depresión, estima baja, la devaluación que hacemos de nosotros mismos (v.8) nos lleva a Lodebar. Dios te quiere en Su Mesa, junto a Él para restituirte lo que el diablo te quito. La invitación está abierta, tú decides. ¿Te animas? Dios te bendiga. Pastor Marcelo Bustos

Friday, April 8, 2011

Juan 13:1-10

A través de la vida vamos dejando gente herida, ofendida, lastimada y también vamos recibiendo lo mismo. Gente a la que no vamos a ver nunca más pero el daño fue hecho en nuestras vidas. La pregunta es: ¿las invitarías a comer? ¿las sentarías a tu mesa? Jesús sabía que lo iban a traicionar porque los conocía (Juan 2:24-25), sabia quien lo entregaría (Juan 6:64) y que uno en espacial no iba a cambiar (Juan 6:70). Así y todo Jesús cenaba con ellos (v.2). Con todo ese conocimiento y sabiendo que pronto iba a ser hora de partir, se dispuso a servirles y a perdonarles los pecados. ¿Cómo iba a hacer esto?, lavándoles los pies a los discípulos. Esa tarea era de los esclavos y sirvientes hacia los invitados de la casa, pero Jesús se iba a rebajar para transmitirles y transmitirnos un mensaje de humildad hacia quienes nos ofenden. Imagínate a Pedro cuando ve a Jesús llegando hacia él diciendo: Señor ¿estás seguro lo que haces? (v.6), ¿no se supone que esto lo tenemos que hacer de otra manera? Tú no me harás esto a mi jamás (v.8). A veces lo que planeamos no es lo que Dios planea hacer con nosotros y por eso muchas veces nuestros planes fracasan debido a que no consultamos a Dios. Solo arrancamos un proyecto, una idea, y le decimos casi exigiéndole a Dios que bendiga eso que queremos hacer sin importarnos a nosotros si esa es la voluntad de Dios. Que hermosas enseñanzas tenemos en este pasaje: perdonar y servir. Y a la vez tan difíciles de seguir, de hacer, de cumplir. Pero debemos recordar que “todo lo podemos en Cristo, que nos fortalece” (Filipenses 4:13). Busca a esa persona a la que tienes que perdonar, invítala a comer, pídele perdón, sírvela y vuelve a reconciliarte y reconciliarla con el Señor. Quizás no lo comprendas ahora; mas lo entenderás después (v. 7).
Dios te bendiga. Pastor Marcelo Bustos