Que hermosa enseñanza este domingo 24: los deberes hacia los nuestros. Muchas veces somos, como escuchamos, “candil de la calle, obscuridad de la casa”. Brillamos ante los demás pero con los nuestros, somos a veces, piedra de tropiezo. Muchos de nosotros, tenemos familiares cercanos, amigos etc. que no conocen a Dios y no es por El sino por nuestras propias faltas. Creemos que la iglesia tiene que suplir todo pero la Biblia habla que primero los de la casa para la casa. Si la viuda tiene hijo, estos tiene que atenderlas (1 Tim. 5:4), un punto a veces conflictivo pero que sostenido por los versos leídos en 2 Tesalonicenses, tiene mucho sentido. El mensaje nos tiene que haber hecho reflexionar y ponernos a trabajar para ser más irreprensibles y no parecer incrédulos (v. 8). Siempre la Palabra de Dios nos ubica en nuestro lugar, ¿que cara pondremos frente a los nuestros después de haber sido instruidos en ella y no obedecerla? Por eso es bueno que la palabra siga corriendo, sin importar las denominaciones, la forma del culto, el ritmo de la música etc. Al fin, son tretas del enemigo para perder el tiempo en costumbres o formas impuestas por hombres y que nos impide concentrarnos en la Biblia. Hemos escuchado que tenemos que orar por esos valientes de Dios que están haciendo algo que nosotros no hacemos para que “la Palabra corra y sea glorificada”; Dios juzgara quien o cual tiene razón. Mientras tanto, como declaró la hna. Blenda, pongámonos como objetivo en este 2010, nuestro crecimiento espiritual. Creyendo en Dios, teniendo más FE, más confianza en Dios y estando absolutamente seguros que el Señor nos guía. Dios nos bendiga
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